Orson, mago de primera.

Orson, mago de primera.

sábado, 16 de abril de 2022

Pasión viviente.

El Evangelio según San Mateo (Italia, 1964) es una de las más fieles y auténticas recreaciones de un texto canónico. Su director, Pier Paolo Pasolini, rebelde justiciero, homosexual incomprendido y castigado, marxista de militancia, se encontró –o tal vez, buscó—este texto una noche de octubre de 1962, hospedado tras los muros del convento franciscano de Asís, y ante la pronta visita del Papa Juan XXIII. El de San Mateo le parecía la aproximación más completa y veraz a la historia sagrada de Jesús de Nazaret. Desde ese momento, sintió la “emoción estética” de adaptar el Evangelio al Cine. El año siguiente, Pasolini realizó un filme documental titulado Investigaciones en Palestina, acerca de su toma de datos sobre el terreno de los años de Jesús. 

Enrique Irazoqui, como Jesús de Nazaret.

La que iba a poder ser una superproducción al viejo estilo de Hollywood, rodada en Tierra Santa, quedó pronto reducida a una película mucho más modesta, financiada por Alfredo Bini, rodada en blanco y negro, y con un elenco de actores no profesionales. Los escenarios de Israel y de Jordania se cambiaron por zonas rurales de la Italia profunda y pobre: las áreas de Calabria (Crotone), Basilicata (Potenza y Matera), Sicilia (Etna) y Lazio (Viterbo). El vestuario, austero: túnicas blancas o lechosas, lino crudo, alejados de la púrpura y el oro tan característicos de la interpretación lujosa y romántica del Clasicismo. En realidad, Pasolini plantea el rodaje de su versión de San Mateo como si de una Pasión viviente se tratara. Como si hubiera pedido a unos lugareños que asumieran los roles de los personajes implicados en el drama. Ningún efectismo, ningún destello de grandilocuencia, nada de cartón-piedra. El neorrealismo aplicado a la reproducción del texto canónico, al cual el director es en extremo fiel. Porque Pasolini no confiaba en el azar; en el plató era extremadamente meticuloso, y muy riguroso con los actores, a quienes daba, con severidad, precisas y constantes indicaciones.

Y en esa improvisación, en esa austera confianza en individuos no acostumbrados a actuar, reside, justamente, el pleno acierto de Pasolini. Construye una vida de Jesús cercana, real, atemporal y testimonial. Una lectura sencilla, pero completa, alejada, radicalmente distinta, del “peplum” de Cinecittà y de Hollywood. Con más dinero para gastar, Pasolini hubiera envanecido el resultado sin duda alguna, y hoy su película sería “una más” de las hechas bajo el sello de un estudio solvente. El tono pseudocumental, las pausas en las escenas, el tempo medido sin llegar nunca a ser lento, el carácter natural de las interpretaciones, sin rostros reconocibles previamente, hacen de El Evangelio según San Mateo un diamante en bruto, una pieza maestra perdurable, revisitable y modélica.

El Ángel (Rossana Di Rocco)
Para el mismo rostro de Jesús huyó el director de las convenciones iconográficas. Eligió a un estudiante español, Enrique Irazoqui, a quien descubrió por casualidad cuando fue a hacerle una entrevista a su despacho. Delgado, esbelto, cejijunto, Irazoqui podría haber sido, si acaso, modelo de El Greco. El papel --también esencial—de Juan el Bautista fue confiado a Mario Socrate, poeta y guionista, con idéntico acierto, o mayor, si cabe. Socrate compone un Bautista sereno, sencillo, contenido. Una de las faces que más se recuerdan del filme. La Virgen joven la representa Margherita Caruso, una cara oval, que transmite transparencia y quietud. La Virgen adulta es el rostro sufriente de Susanna Pasolini, madre del cineasta. El ángel protector –Hermes de esta historia—es una mujer: Rossana Di Rocco. Caifás, Juan Rodolfo Wilcock, un escritor y actor bonaerense. Otello Sestili es Judas Iscariote, el traidor. Seres comunes para personajes extraordinarios, pero tratados con la naturalidad que exige el convencimiento.  

Juan el Bautista (Mario Socrate)

Junto con Rey de Reyes (Nicholas Ray, 1961), una de las más convincentes recreaciones de una historia sagrada.              

                                               © Antonio Ángel Usábel, abril de 2022.