Orson, mago de primera.

Orson, mago de primera.

domingo, 25 de marzo de 2018

Madre Coraje.

Hace un año, en Ebbing, Missouri, una madre perdió a su hija adolescente, brutalmente ultrajada y asesinada. El caso no pudo ser resuelto, pues las muestras de ADN no señalaron a ningún responsable. Un día, la madre repara en tres grandes anuncios destartalados que hay en las cercanías del pueblo, en una vía secundaria que ya casi nadie utiliza. Decide contratarlos y poner en ellos, sobre fondo rojo brillante, tres duros mensajes alusivos a la inoperatividad policial a la hora de esclarecer el crimen.
Ese hecho desencadena una serie tensiones que van a ir en contenido aumento. Y en posturas peligrosamente irreconciliables. Porque los límites entre el bien y el mal, lo bueno y lo malo, lo noble e innoble, lo justo e injusto no son taxativos y dependen del tiempo, del obrar de la gente, y de una serie de toma de decisiones que no se inicia a capricho de uno.
Tres anuncios en las afueras (Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, 2017) es una coproducción anglonorteamericana, dirigida por Martin McDonagh, un dramaturgo especializado en el “teatro de la crueldad”, cuya temática grotesca y desagradable busca sobresaltar las conciencias del público. Su protagonista principal es la veterana actriz Frances McDormand, que en el reparto cuenta con compañeros sólidos como Woody Harrelson (Asesinos natos, 1994), Peter Dinklage y Sam Rockwell. Tanto McDormand como Rockwell han sido laureados con sendos Oscar por su buen trabajo en el filme.
Existen los indispensables precedentes de En el calor de la noche (Norman Jewison, 1967) y Arde Mississippi (Alan Parker, 1988), dos cintas memorables que retrataban la malsana atmósfera de un asesinato en el Sur profundo. 
En la película de McDonagh, como sucedía en sus modelos, la violencia se despliega y va en aumento. Pero aquí no hay una raya entre buenos y malos. Lo turbio lo domina todo. Puede ser porque a un policía se le antoje entrar a porrazos a un despacho y arrojar a un individuo por una ventana, por la tentación de romper una botella en una cabeza, o porque a alguien se le ocurra prender una comisaría y achicharrar a quien quede dentro. Acciones grotescas, desproporcionadas, dolorosas, rotundas como el avance destructivo de una apisonadora.
Entre todo, el rostro ajado y sin maquillar de la McDormand, una mujer infeliz, contundente, fría, arisca, rebosante de venganza, pero de esa venganza que se rumia día tras día y que explota en gestos que se ofrecen como salidos de la realidad cotidiana, de lo comprensible, y hasta de la normalidad. Sobresaliente Rockwell, héroe sobrevenido que parece encontrar un sentido a su vida en la asunción de aquel drama. Y Harrelson, trágico condenado huido al despeñadero de la muerte.
Dos horas de cine de intensidad extrema, donde no sobra absolutamente nada. Para meterse en la acción y olvidarnos de nuestro entorno. Hasta de nuestro mismo yo.
© Antonio Ángel Usábel, marzo de 2018.