Testigo accidental (Narrow Margin) es una estupenda película de intriga de Peter Hyams, estrenada en 1990. Un agente de la ley (Gene Hackman) tiene que asegurarse de que una testigo (Anne Archer) llegue indemne ante un tribunal para declarar contra una organización criminal. La mayor parte de la persecución de los malos contra la mujer y su protector sucede en un tren en marcha. Es un juego de captura del ratón por parte del gato que incluye dar esquinazo constantemente, buscando escondites y vigilando los pasillos de los coches y del vagón restaurante.
Sin embargo, como suele suceder con muchos guiones interesantes del cine de hoy, esta película no es sino una segunda versión, libre hasta cierto punto, de un filme clásico precedente. The Narrow Margin (El estrecho margen) se debió al solvente realizador Richard FLEISCHER, se estrenó en 1952, y era un largometraje de la RKO de bajo presupuesto (230.000 dólares). Contaba con un guion de Earl Felton, a partir de una historia de Martin Goldsmith y Jack Leonard. La producción fue de Stanley Rubin. El emblemático William Cameron Menzies también rodó algunos planos.
Los
intérpretes eran actores secundarios: Charles McGraw en el rol protagonista del
policía protector (el espectador avezado lo recordará por Marcelo, el rudo
instructor de gladiadores de Espartaco), y Marie Windsor, en el papel de
la testigo acosada (una de las grandes bellezas de las series B). A este dúo se
une, en una intervención muy discreta, pero determinante en la trama, Jacqueline
White.
Se
inicia la cinta con dos detectives haciéndose cargo de la mujer protegida. Nada
más salir, en la escalera de la casa de vecinos, se produce el asesinato de uno
de los policías. El que queda (McGraw) ha de seguir solo con la señora, hasta
alcanzar el tren burlando a los sicarios de la organización. Ocupan dos
compartimentos, pero en seguida los pistoleros entran para husmear. El servicio
de baño, el restaurante, y otros vagones y compartimentos, permiten que de
momento la testigo salve la vida. Por si la persecución no bastara, un viajero
obeso llega para incordiar, una y otra vez, impidiendo el avance por el pasillo
con su panza. También un niño se ve implicado en el arriesgado juego de
escondite. Los asesinos intentan sobornar al policía (como ocurre igualmente en
la versión de Hyams), pero este es decente, a pesar de tener una serie de roces
con su protegida, quien se muestra adusta y exigente.
En
el restaurante del convoy, el protagonista conoce a otra mujer, a quien apenas
puede explicar nada de lo que le está sucediendo. Tanto él como la testigo
llevan la muerte pisándoles los talones. En un momento dado, el policía comete
un error fatal.
Y es
aquí donde el relato de FLEISCHER se aparta de la película planteada por Hyams.
Y lo hace de una manera asombrosamente genial, con un giro de situación que
podría haber firmado el mismísimo Hitchcock. Para no desvelar del todo el
final, diremos solo que es como si uno llevara un sedal para pescar boquerones
cuando, en realidad, sale por bonitos o cualquier otro pez recio y contundente.
O cuando al chico que incordia en un grupo, le ponen al pobre a pintar una
cerca, mientras sus compañeros se divierten con una pelota.
The Narrow Margin es un largometraje injustamente olvidado. Ni siquiera entra dentro de los referentes habituales del llamado Cine negro. Sin embargo, su rodaje está muy bien planificado, en un decorado pequeño, como son los pasillos y los compartimentos de un tren. No hay planos generales, apenas, y dominan los planos medios y primeros planos. Se utilizó por primera vez una cámara manual, reducida y sin fijación al suelo. La fotografía en blanco y negro la firma George E. Diskant. El guion de Felton estuvo nominado al Óscar. La dirección de FLEISCHER recibió nominación al Globo de Oro. Entre los antagonistas se cuenta la buena labor de Peter Brocco y, sobre todo, de David Clarke.
La
película carece de banda sonora. En realidad, se filmó en 1950, en tan solo
trece días, pero no se lanzó hasta dos años después, porque estuvo esperando la
aprobación del dueño del estudio, el millonario Howard Hughes, quien la tuvo
olvidada en su sala de proyección privada durante más de un año.
Richard
FLEISCHER, fallecido en 2006, cuenta con largometrajes valiosos, como 20.000
leguas de viaje submarino (1954), Los vikingos (1958), Impulso criminal (1959),
Barrabás (1961), Viaje fantástico (1966), El estrangulador de Boston (1968), Tora,
Tora, Tora (1970), El estrangulador de Rillington Place (1971), Cuando el
destino nos alcance (1973) y Mandingo (1975).
© Antonio Ángel Usábel,
agosto de 2024.